Imaginémonos ubicados en un cuarto totalmente cerrado que tiene una pequeña puerta que de vez en cuando se abre. Dentro de él está todo lo que creemos que podemos llegar a tener y por eso no nos interesa mirar hacia afuera. Lo que esté fuera de él es algo desconocido e inimaginable para nosotros. Algo así es nuestro conocimiento. Según Francis Bacon, en su libro Novum Organum, “El hombre, servidor e intérprete de la naturaleza, ni obra ni comprende más que en proporción de sus descubrimientos experimentales y racionales sobre las leyes de esta naturaleza; fuera de ahí, nada sabe ni nada puede.”
Continuando con la metáfora, si en algún momento queremos intentar salir de ese cuarto, nos será imposible, porque según nuestro pensamiento sobre la realidad a la que nos hemos acostumbrado, nada somos fuera de él. Así, “sería disparatada creencia, que se destruiría por sí misma, esperar que lo que jamás se ha hecho pueda hacerse, a no ser por medios nunca hasta aquí empleados”. Según nuestro pensamiento, limitado por la realidad que hemos creado, todo va regido por causas que dan como producto las cosas que conocemos, porque sin éstas no habría cosas por conocer, ya que las causas son como una regla práctica que debe cumplirse.
Entonces podemos decir dos cosas: primero, que el hombre no es libre en su conocimiento, puesto que la naturaleza lo condiciona y le acorta las posibilidades de descubrir nuevas cosas y, segundo, el hombre es hombre dentro de la naturaleza.
Así mismo, hay ídolos que corrompen el espíritu del hombre y el más fatal de ellos es el ídolo del foro, ya que los hombres creen que la razón manda en lo que ellos dicen, pero son las palabras las que ejercen cierta influencia sobre la inteligencia de cada hombre. Para esto Bacon nos dice que, “El sentido de las palabras es determinado según el alcance de la inteligencia vulgar, y el lenguaje corta la naturaleza por las líneas que dicha inteligencia aprecia con mayor facilidad”. Entonces, ¿cómo podemos salir de ese cuarto en el que estamos para hallar nuevos elementos y así ampliar nuestro conocimiento?
Para esta reflexión, veamos otro postulado de Bacon: “Hasta aquí todos nuestros descubrimientos se deben más bien a la casualidad y a las enseñanzas de la práctica que a las ciencias; pues las ciencias que hoy poseemos no son otra cosa que cierto arreglo de descubrimientos realizados. Las ciencias hoy no nos enseñan ni a hacer nuevas conquistas ni a extender nuestra industria.” En otras palabras, lo que nos quiere decir Bacon es que los descubrimientos y las experiencias de personas ajenas a nosotros, son los que constituyen las ciencias (nuestras creencias), por lo tanto, cuando estudiamos alguna de estas, no nos enseñan a hacer cosas nuevas, sino que solo nos transmiten el conocimiento de alguien más. Pero esta limitación puede acabar si empezamos a “adorar” a los ídolos que turban nuestro espíritu.
Así, el ídolo del foro antes mencionado y los otros 3 ídolos que Bacon menciona, han sido adorados por muchos, es decir, hombres que han decidido y luchado contra todo para salir del cuarto en el que estaban, para dejar de estar sometidos por la naturaleza; empezar a conocer nuevos objetos para ver los resultados de esta salida en las diferentes áreas de la vida del hombre. Una puede ser la medicina. ¿Cuántas enfermedades raras han aparecido en el mundo? Muchísimas. ¿Nos hemos varado por ellas? No, siempre ha habido personas que deciden ir más allá, salir del cuarto y explorar posibles curas para ellas. Vacunas, medicinas y demás se han creado para mejorar la vida del hombre y ampliar su conocimiento. Las matemáticas: ¿algún problema con números sin resolver? Existen fórmulas, gracias a quienes “dañaron” su espíritu siendo más inteligentes que otros, tomando las palabras que les decían como una solución a algo. Así podemos seguir con muchas más ciencias que han evolucionado y que siguen evolucionando gracias a estos ídolos.
Un caso de la actualidad es el Covid-19. Este virus que atormenta a la población mundial ha logrado que muchas personas decidan salir del cuarto, romper las barreras y descubrir una cura, como se ha hecho anteriormente. Pero esto no es fácil de lograr, pues liberarnos de lo que nos tenía sometidos por el acostumbramiento, requiere de valentía y esfuerzo. Es por eso que quizá aún no hemos podido hallar la solución a este virus, pero si nos animamos a salir, será más probable obtener la respuesta a este problema.
En este propósito de conocer más allá de lo que estamos acostumbrados a ver, podemos tener en cuenta lo que no dice Kant, cuando nos recomienda salir de la minoría de edad, dejar de depender de los demás y tomar nuestras propias decisiones, ¡Sapere Aude!, no tengamos miedo. Como Estanislao Zuleta nos exhorta en su Elogio a la Dificultad, para que dejemos de estar inmersos en el facilismo de las cosas, el conformismo, porque así no podremos lograr muchas cosas.
Paradójicamente, el ser humano tiene la gran ventaja de ser inespecializado, lo que lo obliga a razonar; así que no perdamos la oportunidad de poder continuar siendo mejores en lo que podemos hacer y usemos las cosas positivas que tenemos para superarnos.
En esta misma línea de superarnos; el aislamiento al que estamos sometidos en este momento no nos puede detener a cumplir nuestros sueños, al contrario, debe ser un impulso a salir del cuarto y buscar nuevas formas de ganar. No podemos decir que no tenemos cómo hacerlo, pues la tecnología es un gran apoyo en esta situación; solo debemos aprender a darle el uso necesario para triunfar. Además, con nuestra facilidad de adaptarnos rápidamente a situaciones como estas, tenemos una gran ventaja. Por lo tanto, no tenemos excusa alguna para no salir del cuarto, porque la limitaciones solo se encuentran en nuestra cabeza. Nada nos es imposible; solo debemos descubrir cómo solucionarlo y no lograremos eso si no nos decidimos a explorar cosas nuevas. Por esta razón debemos tomar cada situación que se nos presenta como una oportunidad a superarnos y ampliar nuestra visión sobre todo, a descubrir un mundo nuevo al que por mucho tiempo tuvimos miedo de explorar.
En nuestras manos está si queremos o no ganar más conocimiento. Quiero que pensemos en todo lo maravilloso, único e inesperado que podremos ver fuera del cuarto en el que estamos. No tengamos miedo de los errores, porque estos son experiencias que nos brindarán causas para un factor y así crear las reglas prácticas sin estar sometidos a la naturaleza.
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