Probablemente, el saber si nacemos o nos hacemos malos, nos ha quitado ciertas horas de sueño sin ni siquiera llegar a una conclusión clara. A lo largo de la historia de la filosofía se han formulado teorías afirmando todas las tesis posibles sobre este tema, dejando ver la diferencia de ideas de muchos pensadores. Lo cierto es que esta cuestión es aún muy subjetiva, a la que se llega solo a conclusiones personales; sin embargo, vamos a realizar algunas observaciones del comportamiento humano para ilustrar un poco nuestra conducta.
Un bebé recién nacido, ¿es malo o bueno? Cuando un bebe nace, no tiene conciencia como tal y por lo tanto no sabe la diferencia de lo bueno o lo malo, pero te puedes dar cuenta que al hacer algo que a él le disgusta, llora, se queja, pero cuando haces algo que le agrada, suelta risas pequeñas. Él no ha realizado acciones que aún puedan ser merecedoras de algún juicio moral, pero este tierno bebé se puede convertir en un hombre moralmente bueno, un ser lleno de virtudes; no obstante, este mismo bebé se puede convertir en un hombre moralmente malo, realizando acciones no positivas para la sociedad. Es así entonces como podemos preguntarnos si la sociedad ha contribuido a sus acciones y pensamiento a este bebé, o naturalmente se desarrollaron en él. Para pensar si las acciones de este hombre se convierten en buenas o malas, debemos habla del bien o el mal. A lo que me refiero, es que al ir creciendo vas forjándote para ser una persona con ética y moral. El hombre nace siendo nada, ni bueno ni malo, es neutral, pero en la sociedad existen reglas y derechos que sabemos se deben de cumplir, ya que el hombre toma decisiones por el hecho de ser un ser razonante que las acata o las rompe.
Estas acciones y decisiones que formamos a diario nos constituyen como una persona buena o mala, pero, ¿qué está bien o qué está mal? En esto consideramos el concepto de Sócrates, quien identificaba la bondad con la virtud moral y ésta a su vez con el saber. La virtud es inherente al hombre que es virtuoso por naturaleza y los valores éticos son constantes; por lo tanto el mal es el resultado de la falta de conocimiento.
Con el fin de tener fundamentos para sacar conclusiones, empezaremos revisando los principales y más famosos postulados en relación con la bondad o maldad natural del hombre. De un lado, Thomas Hobbes, filósofo Inglés, sostiene que lo que de verdad mueve al hombre es su miedo y su egoísmo. El estado de la naturaleza es la “guerra de todos contra todos”. Pero se trata de una reacción originada en el miedo al otro y no una acción gratuita. Para alcanzar mayores cotas de seguridad, cada hombre renuncia y transfiere su derecho a un poder que le garantice el estado de paz, en este caso, el Estado. Hobbes, sostenía que el hombre era un depredador, “un lobo para el hombre”, y que la única forma de salir de ese estado primitivo estribaba en la construcción de un Estado nacional, con un poder político centralizado, de corte absolutista y monárquico, que permitiera al hombre agruparse para sobrevivir, pasando de ese estilo de vida salvaje a uno de orden y moral, superior y civilizado.
“El hombre ha nacido libre y sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado”, esta es una frase célebre escrita por Jean-Jacques Rousseau, suizo francés, que a diferencias de Hobbes, afirmaba que lo que hace al hombre malo, es la propiedad privada. Esta despierta su agresividad. Es así como aparece la competencia, la envidia y la agresividad. Rousseau se apoyaba en la tesis del buen salvaje, según la cual el ser humano, en su estado natural, original y primitivo, es bueno y cándido, pero la vida social y cultural, con sus males y sus vicios, lo pervierten, llevándolo al desorden físico y moral. De ahí que considerase que el hombre en su estado primitivo fuese superior moralmente hablando al hombre civilizado.
En otro punto de la discusión se encuentra Sartre, quien rechaza la idea de la existencia espiritual que nos determina. Él nos da una perspectiva completamente distinta a las anteriores y para mí la más acertada. Para este filósofo contemporáneo, el hombre en su origen es algo indeterminado y sólo nuestras elecciones y acciones determinan nuestra personalidad. El existencialista, se refiere al hombre como un proyecto que se va a ir realizando y perfeccionando toda nuestra vida.
A lo largo de nuestra vida debemos tomar a cada minuto decisiones; estas decisiones nos constituyen, decidimos qué hacer y qué no, si debemos vivir de una manera u otra. La religión, las costumbres, la cultura, las personas cercanas, la internet, etc, son ejemplos claros de todo lo que nos pueden influenciar, pero nosotros decidimos si estos nos afectan; somos nosotros los que nacemos libres, por lo que no necesariamente debemos ser corrompidos por algo, porque siempre podremos elegir y hacer lo que moralmente es correcto.
La naturaleza humana contiene la potencia o facultad tanto de ser buena o mala, ¿De qué depende? Freud dice que el ser humano está dirigido por 2 instintos básicos, eros y tánatos: Amor y odio. Lo que hacemos estaría determinado o motivado por cualquiera de los 2 instintos.
Las decisiones se pueden definir como la determinación sobre algún asunto, es por esto que nuestra mente opta por elegir una posición o realizar ciertas acciones sobre algo; es así como podemos concluir, que nuestra personalidad está definida por nuestra mente, la cual no siempre debe estar influenciada por terceros. Como seres libres, debemos decidir alcanzar la madurez mental para que nuestras acciones no sean afectadas por terceros.
Comentarios recientes