PALABRAS DEL RECTOR PARA ESTUDIANTES DE BACHILLERATO

Tal vez ya no es un secreto para ustedes que me gustan las historias. Me encanta escucharlas, a veces transcribirlas, narrarlas y, cuando queda algún tiempo libre, también inventarlas. Las historias tienen una particularidad que las hace interesantes, y es que en la mayoría de los casos, nos dejan una enseñanza para la vida.

Por ejemplo, con la historia del Renacuajo paseador, aprendimos que es bueno hacerle caso a la mamá para evitarnos problemas; con la historia de la Cigarra y la hormiga, nos dimos cuenta que es bueno trabajar, esforzarnos y ahorrar para los tiempos de crisis; con la historia de la liebre y la tortuga, aprendimos que la constancia, a pesar de nuestras limitaciones, nos permite alcanzar grandes logros; con la historia de los tres cerditos y el lobo, reconocimos que es mejor trabajar duro que trabajar poco y pensar solo en divertirse. Y así, muchos cuentos y fábulas que leemos desde niños, van dejando en nosotros enseñanzas que pueden ser muy útiles para llevar una vida buena.

Hay también historias reales que leemos en los libros o vemos a diario en los medios de comunicación y que van reforzando estos aprendizajes. Por ejemplo, los testimonios de grandes personajes que trascendieron en la historia de la humanidad por todo lo que lograron gracias a su esfuerzo y dedicación. Hoy precisamente recordamos la historia de los próceres de la independencia que lucharon por sus ideales para que su vida y la de otras personas fuera mejor. Hay historias de vida muy recientes que se han producido debido a la situación que estamos viviendo y que podrían servirnos también como ejemplo de superación; por ejemplo, la de una niña campesina que tiene que subirse a un árbol para poder tener señal de internet y recibir las clases a través de un teléfono celular; o la de los niños campesinos a quienes la necesidad causada por la ausencia de su padre los llevó a volverse youtubers, y hoy se han vuelto famosos, enseñándonos a cultivar la tierra y a otros campesinos como ellos, a comercializar sus productos.

Cuando comenzó toda esta situación de confinamiento a causa de la pandemia, una joven ingeniera que conozco no consiguió empleo, entonces decidió organizar una empresa de mensajería con otras profesionales y en poco tiempo ya es una promisoria empresaria con más de 10 personas a su cargo.

Conozco también muchas historias de jóvenes que han sido mis estudiantes en estos 36 años de docencia, a los cuales he visto crecer, algunos en medio de grandes dificultades, y superarse hasta conseguir sus sueños, como una niña, hija de una señora que tenía que lavar ropas ajenas para sostenerla a ella y a sus hermanas, porque lo único con lo que contaba era con el Plan educacional que Ecopetrol pagaba directamente al Colegio donde estudiaba. Hoy es una médica graduada de una prestigiosa universidad, con un trabajo estable que le ha permitido mejorar las condiciones de vida de su familia. También tengo que decir que conozco la historia de jóvenes que no han aprovechado las buenas oportunidades que les dio la vida en sus comienzos y hoy, ya adultos, están luchando para salir adelante.

Pero, no hay que ir tan lejos para escuchar buenas historias que también nos dejan muchas enseñanzas, como las de sus padres, que les comparten en casa para contarles cómo tuvieron que esforzarse para conseguir lo que tienen y llegar al lugar donde están hoy. Es triste reconocerlo, pero a veces no las apreciamos.

Hoy quiero que piensen en su propia historia, en esta que están viviendo. ¿Cómo la vamos a contar cuando estén más grandes? ¿Qué estamos aprendiendo de todas estas experiencias que estamos viviendo?

Los invito a ser los protagonistas de su propia historia. La vida nos ha puesto por delante esta gran oportunidad, para vivirla como la liebre o como la tortuga, como la hormiga o como la cigarra, o como aquel cerdito que se tomó el tiempo necesario e hizo su mejor esfuerzo para construir una casa fuerte que ningún lobo pudiera derrumbar. Porque ustedes mis queridos jóvenes, están llamados a escribir una gran historia. Hoy la vida les está dando esa oportunidad y no pueden desaprovecharla.

Vamos a escribir la mejor historia que jamás alguien haya leído, la de personas que tuvieron que enfrentar una gran dificultad y que lograron sobreponerse para salir adelante y trascender.

Empecemos por vivir las virtudes que sus padres les inculcan en casa y que en el Colegio les ayudamos a reforzar, porque, sin duda, los conocimientos que logren adquirir serán de gran valor para forjar un futuro promisorio, pero las virtudes jugarán el papel más importante en este propósito. Aprovechen muy bien el tiempo de las clases, sean obedientes, responsables, esforzados, constantes, honestos, respetuosos, solidarios. Esas son las características que más sobresalen en las historias que tienen un final feliz. Recuerden vivir también las virtudes contempladas en el Plan de Formación para este periodo: alegría, optimismo, sinceridad y esperanza. Y recuerden tener siempre presente a Dios en todo lo que hagan. ¡Que Dios los bendiga a todos!

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