VIVIR SIN FILOSOFAR ES COMO ESTAR CIEGOS A LA REALIDAD- Por: Gonzalo Enrique Camargo Camargo

A lo largo de la vida he logrado aprender una gran diversidad de información, mucha que para mí ha sido buena, otra no tanto, y otra que parece no tener sentido, pero, después de conocer acerca de la filosofía, he logrado entender que nada es ni bueno ni malo, o incomprensible, lo importante es razonar para entender hasta lo incognoscible, y así poco a poco fui dándome cuenta de la importancia de esta ciencia, no solo como un requisito académico, sino para la vida misma y la resolución de problemas.

Antes cuestionaba muchas ideas, conocimientos, aprendizajes, porque a la primera no les encontraba un significado; de pronto pensaba que no me iban, ni a servir, ni a aportar, a simple vista, y muchas veces las obvie a pesar de lo importantes o no que fueran. Sin embargo, en el transcurso de mi desarrollo estudiantil fui descubriendo la belleza de la filosofía, una rama que me enseña a pensar y a dilucidar cada conocimiento, a buscar su por qué y su aporte real, para mí como individuo, y para desenvolverme en la sociedad.

Por ejemplo, me siento identificado con la frase de R. Descartes, que nos dice, “Vivir sin filosofar es propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”, porque no todo lo que parece ser es real y si no se tiene la capacidad de adentrarse más allá de la apariencia, a través del razonamiento, el engaño y la falsedad nos cambiarán el sentido verdadero de todo conocimiento, cambiando la estética de nuestras propias ideas. Pero si llegamos a abrir esos ojos de los que habla Descartes, entonces nosotros podremos abrir nuestras ideas a la reflexión que se encargará de decodificar todos aquellos estímulos externos convertidos en saberes impuestos a lo largo de la historia en las sociedades mismas, logrando revolucionar desde un pensamiento argumentado, en pro de un conocimiento verificable.

Pasando al ámbito del conocimiento a través del tiempo, la filosofía es la que nos permite analizar cómo ese pasado influye, aporta y nos ayuda a la hora de entender el contexto, nuestro presente y nuestras acciones, cada una de ellas expuestas en el presente, haciendo parte de nosotros y de la construcción contextual de la sociedad actual, en la que vivimos secuencias de todas las acciones que realicemos nosotros. Ahora bien, nos faltaría el futuro, a lo cual me gustaría llamarle la consecuencia principal y capacidad de ejecución de nuestras ideas, las cuales lo construyen peldaño a peldaño, incluyendo intereses y sueños, así como las ganas de alcanzarlos con esta compañera, la filosofía, que se convierte en parte vital de nuestro proyecto de vida, de sus antecedentes, y de la base de la cual arrancaremos para conseguirlo.

Por otra parte, si vinculamos esas ideas razonadas sobre nuestra vida y su proyecto mismo, nos daremos cuenta que podemos encontrarle soluciones a los problemas, los cuales siempre han estado presentes para nosotros y el entorno, grandes o pequeños, (o incluso que no los tengamos en cuenta), porque si los revisamos y analizamos bien, llegaremos a conclusiones muy valiosas, y lo más importante, bien fundamentadas; por ejemplo, en el caso de la pandemia actual, si se razona sobre el tema, las orientaciones y recomendaciones de los más expertos, será más fácil buscar la salida en pro del bienestar propio y colectivo.

Para eso debemos saber identificar qué información es verídica, porque no debemos creer ciegamente en cada cosa que nos dicen; podemos ser críticos, buscando aquellos conocimientos que de verdad sean útiles, porque si no razonamos y somos críticos, seremos simples consumidores de falacias, por lo que debemos pensar, y no creerlo todo y evitar aquellos “errores” que afectan a todos y se tienden a repetir, como por ejemplo, se debe ser objetivo con las noticias y las redes sociales, para no ser difusores de equivocaciones y malos entendidos.

Otro aspecto, que en mi opinión es fenomenal, radica en que gracias al pensamiento crítico, podemos evitar los prejuicios, y desde el razonamiento que nos propone la filosofía, nos podremos dar cuenta que este razonamiento nos va a permitir observar que las ideas previas deben ser fundamentadas, para poder hacer “buenos juicios”, que a la larga nos permitirán progresar en nuestro pensamiento. Después de ello, debemos recurrir a la experiencia para poder establecer unos juicios más concretos sobre un tema, persona, entre otras, y a partir de estas experiencias, junto a nuestro pensamiento crítico podremos reflexionar para lograr tener aquellas ideas claras. Ahora, si nosotros juntamos esas ideas claras con los conocimientos y reflexiones de diversos filósofos, podremos lograr entender varios aspectos de la vida. Incluso dudar, nos aportará ideas que nos ayudarán a generar conciencia sobre nuestro mundo y por qué estamos aquí, dándonos indicios de lo importante que es Dios para nuestra vida, de lo que genera este Ser en nosotros; nos ayuda a mejorar nuestro conocimiento, poniendo en vilo las razones de nuestras convicciones, que a veces se van hasta nuestro origen y composición misma, o a veces hasta temas como la política, donde mostramos en gran medida nuestro pensamiento crítico al darle valor a los agentes políticos, que se encargaran de ayudar a nuestras ideas a tener una representación a nivel social. Que nuestros valores, nuestra ética y nuestra moral, son de vital importancia para la sociedad, y que si están bien representadas, acordes a un pensamiento crítico, lograremos demostrar nuestras ideas y conocimientos, plasmadas dentro de las mismas.

En conclusión, como aseveró Kant: “Sapere Aude”, atrévete a pensar, atrévete a razonar, pero más que todo atrévete a ser tú mismo, a crear tus propias ideas y tu propio mundo a partir de lo que piensas y razonas, y nunca olvides que sin razonar y sin filosofar, solo serás un ciego, un ente con los ojos cerrados, que no tiene la capacidad de discernir y tomar decisiones, un ser sin pensamiento crítico alguno.

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