¿QUÉ PIENSAN NUESTRO ESTUDIANTES?

EL BIEN QUE CONSTANTEMENTE BUSCA EL HOMBRE PARA HALLAR LA FELICIDAD ES EL DE LA AUTOSATISFACCIÓNPor: Laura Julieth Domínguez Monsalve

El ser humano busca el bien propio, en todos los sentidos, desde estar bien económicamente, buscar sentirse bien consigo mismo como “persona”, estar en una buena posición en cuanto a un aspecto social etc., y me atrevo a afirmar que todos los seres humanos van tras este propósito(autosatisfacción), el cual se presenta de diversas formas, que en el momento se siente nos ayudará a obtener la plenitud que tanto se busca, sin ser conscientes de que solo traerá una felicidad momentánea, un ideal guiado por la ética hedonista. ¿Es esto realmente así? Y si lo es, ¿debería considerarse algo malo?

Tan solo hay que analizar con cautela el actuar y las razones que impulsan a las personas a tomar decisiones. Lo que la Tesis inicial propone, es que “el ser humano vive influenciado principalmente por la ética, no solo hedonista, sino también por la ética del cuidado”, que va incluida y forma parte de la búsqueda de la autosatisfacción.

Podemos evidenciar estas conductas que buscan el bien propio en todo tipo de situaciones, tales como al hacer compras, por ejemplo, de alimentos (que satisfacen necesidades básicas), de elementos personales, que bien podrían satisfacer necesidades fundamentales (como el cepillado bucal), o simplemente para saciar ese ego que todo ser humano posee en diferentes proporciones (como el comprar ropa, teléfonos, accesorios etc.). Todo acto por más pequeño que sea, siempre se verá influenciado por la autosatisfacción.

Tal vez, habrá siempre más de una persona que negará rotundamente este hecho por más realista que sea,  puesto que, según ellos (o más bien según lo que se les intentó inculcar de pequeños),  “las personas deben ser amables y ayudar incondicionalmente a otros para ser buenas. Seguro que hay personas de este tipo en el mundo”.

¿Pero, es esto así? ¿En serio existen esas personas con corazones de oro que siempre hacen todo por otros sin esperar nada a cambio y no tienen ni una pisca de egoísmo, ambición o en otras palabras, humanidad? ¿Dónde las has visto? ¿En un vídeo publicado en las redes sociales con miles de me gusta, compartido más de 100 veces y repleto de comentarios de admiración?

Claramente,  no digo que aquellas personas que hacen estas acciones tan buenas sean hipócritas que quieren atención, o que no lo hacen por otros, sino por ellos mismo. Por supuesto que no. Solo trató de decir que estas personas, por más virtuosas que sean sus acciones, también lo hacen por una propia satisfacción (el sentirse bien consigo mismos, ya que, puesto que están realizando buenas acciones, pueden considerar que esto los hace buenas personas). Este pensar o sentir no es para nada malo. No debemos simplemente declarar que una persona que actúa guiado por este ideal sea mala, hipócrita, egoísta etc.

Esto forma parte de la naturaleza humana y, si son estos pensamientos (que cabe aclarar, a pesar de presentarse en todos, no se desarrollan en misma magnitud para cada uno),  los que promueven estas buenas obras, ¿entonces qué tan cuestionable se supone que es su forma de ser y razón de actuar? Después de todo las personas se guían por el bien propio para tomar cualquier decisión, desde ¿cómo me beneficia este precio?, ¿este color me queda bien?, ¿qué pensarán los demás?; “debería hacer un cambio y ser una mejor persona, así que recogeré esta basura”. Aunque es bien sabido y difundido, en especial a los más pequeños, que aquellas personas que actúan así son egoístas, interesadas, hipócritas etc..

Y, si bien acepto que lo ideal fuese que todos los seres humanos actuáramos menos egoístas y vanidosos, y en lugar de eso, obráramos en busca no del bien propio, sino del bien común (y ni siquiera por el bien común de un sector, comunidad o país, sino del bien común para la humanidad), qué podemos esperar de un mundo que se rige en el concepto que el mismo ser humano creó y propagó para satisfacer sus deseos y se fue sucediendo hasta el día de hoy.  Concepto que se basa en la supervivencia del más fuerte y en el “vence para vivir, vive para vencer”, que promueve la búsqueda del beneficio y bien propio, cortesía del capitalismo, puesto que ese “vencer” se basa en el cumplimiento de nuestras metas personales.

Para finalizar, me gustaría aclarar el punto de vista que quiero dar a entender. El ser humano actúa y toma decisiones  teniendo siempre en cuenta, ya sea consciente o inconscientemente, su propio bienestar, para satisfacer sus necesidades, ya sean básicas, secundarias, vitales, etc., pero esto no tiene por qué ser algo malo, ni llamarse egoísta o avaricioso. Está en la conducta del ser humano y es parte de nosotros. Entonces, siempre y cuando la búsqueda por la autosatisfacción no exceda los límites humanos (como el robar, matar etc., por placer),  o se vuelva un ser cínico, no se debe considerar algo incorrecto, solo es humano. 

UNA VIDA LLENA DE FELICIDAD- Por: Gabriela Gómez Ortega

A lo largo del paso de la humanidad por la tierra siempre ha surgido la pregunta sobre cómo se puede ser verdaderamente feliz. Muchas respuestas han surgido para esta duda, pero la verdad es que la respuesta correcta depende de cada persona, es decir, alguien puede ser feliz llevando una vida calmada en un solo lugar, siguiendo una rutina que encuentre agradable y placentera; mientras que a otro individuo lo puede hacer feliz llevar una vida en constante cambio y con muchos riesgos. Esto significa que la felicidad es subjetiva, y por lo tanto se puede alcanzar de varias maneras, de las cuales unas pueden ser más correctas que otras.

Cuando pensamos en una persona feliz, probablemente nos venga a la mente una persona serena, paciente, amigable y responsable. Según Aristóteles, para alcanzar el bien supremo, el cual para él es la felicidad, solo se puede llegar a través de la práctica de las virtudes.  Por esta razón,  el filósofo defiende la ética de las virtudes, en la que, para llevar una buena vida, es necesario crear buenos hábitos  que se conviertan en virtudes, que nos llevaran al bienestar y la alegría. Esta es una de las éticas con la cual estoy más de acuerdo y pienso que con ella se puede lograr alcanzar la felicidad. Cuando se es un ser virtuoso, se tiende a ver la vida de una mejor manera, esto debido a que se suele ser personas positivas y tienen mucho que aportar a los demás en cualquier situación.

Por otra parte, no estoy muy conforme con la manera en la que la ética hedonista pretende conseguir la felicidad. Esto debido a que considero que la felicidad que las cosas materiales nos dan, es una sensación pasajera y por lo tanto no debemos basar nuestras vidas en obtener algo como esto; en vez debemos ser desprendidos de lo físico y lo no duradero. Esta situación se puede evidenciar cuando, por ejemplo, en personas que tienen mucho dinero y  con este se pueden dar los lujos que deseen, sin embargo, pueden llegar a ser personas irritadas, desesperadas, quejumbrosas. Todo esto sumado forma a personas con vidas infelices.

“El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha optado el mejor plan para vivir feliz”- Platón. Lo que traduce esta frase es que la felicidad es responsabilidad de cada uno, nadie más nos hará totalmente felices sino somos nosotros mismos. Por lo que es importante que los logros que obtengamos, sean estos pequeños o grandes, sean por nuestros propios méritos, para tener, por decirlo así, la conciencia limpia, para sentir el maravilloso deleite de haberlo hecho por el camino justo.

Una de las mejores maneras de llegar a ese estado de felicidad, es dejando de lado cualquier cosa que perturbe nuestra alma y vida, como lo indica el estoicismo, cuando se refiere a la ataraxia. Dejar de lado y no darle importancia a todo eso que nos afecta física y mentalmente, todo aquello que no depende de nosotros y por lo tanto no podamos controlar. Por supuesto, también hay que olvidarse de los deseos y conformarse con lo que se siente. Por último, no podemos vivir una vida feliz, si está llena de temores y rencor; por ello, se debe apartar y rechazar todo esto para estar en un estado de serenidad consigo mismo y todo lo que nos rodea.  

En conclusión, la forma de alcanzar la felicidad depende de cada uno, tomando el camino que considere más correcto y que con ello, estar seguro de que podrá conseguir una vida plena y satisfactoria. Hay que tener en cuenta que para ir por el camino a la felicidad se tiene que tener presente los principios éticos que rigen el actuar en la vida diaria, porque estos nos permiten tomar las decisiones más acertadas y deliberar el actuar más correcto, lo que a su vez nos hace mejores personas y por lo tanto individuos más felices.  Cabe resaltar que la felicidad es un estilo de vida, pero también es posible obtenerla realizando actos pequeños que nos causen satisfacción. En resumen, la felicidad es cuestión de tener una buena ética y moral, saber tomar decisiones y disfrutar lo que más podamos en la vida como personas virtuosas, sin apegarse a nada ni a nadie.

EL BIEN SUPREMO DEL SER HUMANO: SER FELIZ- Por: Juan Camilo Camacho Álvarez

Desde que nacemos hasta nuestra muerte, siempre anhelamos obtener algo muy preciado. Ese algo que a medida del tiempo va siendo adquirido por diferentes factores, está en relación constante con un último fin: la felicidad. Sin embargo, pasamos toda la vida buscando ese bien tan deseado y querido, pero… ¿será que al fin y al cabo sí podremos llegar a ser felices?, o ¿por lo menos una vez en nuestras vidas sentiremos esa sensación de que realmente fuimos felices?

Desde la filosofía podemos apreciar que existen diferentes concepciones éticas, de ahí logramos identificar sus postulados frente a la felicidad, el cómo la describen y visualizan, por medio de qué causas y/o acciones conseguiremos ser felices y cuáles bienes nos pueden convertir en seres absolutamente felices.

Es de esperarse que no todos los seres humanos obtengamos la felicidad de la misma causa. Comprendemos por felicidad diferentes y diversos conceptos, de los cuales algunos pueden ser opuestos a los pensamientos de la sociedad. Pongamos por caso que hay personas cuya felicidad es lograda por medio de los bienes materiales y cuya fuente de satisfacción son las cosas físicas del mundo, por la cual sin ellas no podrán ser felices. En este caso estamos tratando la ética de los materialistas y hedonistas. Estos solo se apegan de los objetos sensibles que les producen placer inmediato. ¿Crees que este tipo de causa para ser feliz estaría en tus ideales?, o ¿piensas que al tener ese tipo de satisfacción inmediata estarás cometiendo errores? En este caso sería dejarse llevar por los excesos y siempre queriendo vivir el ahora sin pensar en un futuro. A mi juicio este tipo de concepto sobre felicidad no me agrada mucho, pues bien sabemos lo malo que pueden ser los excesos y sus consecuencias.

…¿Alguna vez has estado en una playa, a tan sólo minutos de que anochezca, con un majestuoso atardecer que ilumina tus ojos con los colores más hermosos que te puede brindar la naturaleza?, ¿percibiste lo lindas que se ven las estrellas cuando vas viajando por carretera, esas luces que en el cielo que demuestran lo pequeño que somos y lo grande que hay por descubrir?, ¿te has sentado a reflexionar sobre lo bueno y lo malo que has realizado en esta vida?, ¿escuchaste música y la cantaste a todo pulmón, como sí no hubiera un mañana?, ¿cenaste una deliciosa comida junto a un ser querido que tanto amas, disfrutando cada sabor, olor y textura que te pueda brindar ese alimento? En resumidas cuentas, te mencioné algunas causas de felicidad para mí. En mi opinión todas aquellas acciones, circunstancias, factores, momentos en los que pueda satisfacer y complacer los gozos de mi alma, siempre me harán una persona feliz. Es evidente que me estoy refiriendo a la ética de los epicúreos, y es incuestionable que hayan personas leyendo/escuchando mi texto, y preguntándose ¿en serio eres feliz viendo unos simples cuerpos celestes brillando en el cielo?, y pues con mucho agrado y certeza les contestaré que sí, puesto que para mí la felicidad la puedo obtener en esos factores que llenan mi alma de alegría y sé que me harán feliz, muy feliz. En efecto, hay teorías éticas, las cuales nos inculcan otro tipo de visión sobre la felicidad, y también son de mi gusto, por ejemplo, la ética de Aristóteles, en la cual alcanzaremos ser felices por medio de la práctica de las virtudes, ya que al ser personas virtuosas seremos capaces de reflexionar para llevar una vida buena y alcanzar este fin último mediante la práctica de buenos hábitos. .

No es necesario ni mucho menos obligatorio seguir al pie de la letra tal ética filosófica, no podemos sentirnos amarrados  ni anclados, puesto que no seremos felices, sino esclavos de un doctrina. Mejor, debemos entender que todos tenemos distintas maneras de pensar para establecer qué cosas nos pueden convertir en personas realmente felices. Está claro que nosotros mismos somos los únicos que nos conocemos y sabemos lo que nos volverá seres ciertamente felices, porque nos hará un bien en nuestras vidas, ya sea en el presente o en situaciones futuras.

En este orden de ideas, podemos reconocer grandes conceptos éticos que nos enseñan e instruyen sobre cómo llevar una vida feliz mediante la vivencia de unos principios. Puedo concluir que en algún momento de nuestras vidas hemos sido felices, ya sea porque esa chispa se mantuvo por unos minutos u horas, permitiéndonos experimentar este estado de ánimo. Sé que no siempre y no en todo momento podamos gozar de felicidad, pero comprendiendo y logrando saber que ser felices es lo mejor que nos puede pasar en nuestras vidas, e intentarlo hacer, no nos cuesta nada, porque es cuestión de actitud y seguir adelante. ¿Para qué venimos a este mundo sí no es a ser felices?

Para afirmar este propósito, podríamos estudiar cada una de las postulaciones éticas sobre la felicidad, porque todas las corrientes éticas son propuestas para llevar una buena vida y feliz. Pero fundamentalmente, depende de cada persona lograrlo. Ser felices es y será siempre, una decisión personal.

EL PARADIGMA LÓGICO DE LOS ARGUMENTOS IDEALISTAS – Por: Gonzalo Camargo Camargo

El ser humano se caracteriza por su naturaleza evolucionada , la cual está relacionada con la complejidad de su cerebro, que le permite que pueda expresarse, racionalizar, pensar, y actuar, pero de todo aquello, lo que lo  identifica plenamente  es la capacidad de pensar y establecer relaciones desde  su cosmovisión, es decir, emplear una función muy superior a  los demás seres que es la lógica, la cual le permite actuar de determinada manera, al mismo tiempo que logra discernir entre verdades y falsedades  para finamente contar con argumentos en pro de la defensa de la verdad.

Para empezar, quisiera citar dos ideas de Vicente Fatone: “Yo siempre tengo razón” y,  “Quien no opina como yo está equivocado”. Estas proposiciones cobran suma importancia a la hora de explicar y definir efectivamente ese concepto de lógica, que es prácticamente inherente al ser humano, en el entendido, que no siempre lo que un individuo piensa y cree, es la verdad única y real. Este precepto de lógica evitará caer en errores como el absolutismo, que de otro lado lo llevará a un estancamiento intelectual, por el mero hecho que no será objetivo al ciento por ciento y no aceptará siquiera la posibilidad de cambiar sus convicciones. El problema es que el significado y valor de éstas se determinen como utopías y le impidan al ser su existencia en el mundo real.

El aferrarse tanto a ideas específicas y tal vez irrealizables, puede ser factor generador de empleo de métodos poco fiables y éticos para alcanzar la verdad. En este punto, se tiende a caer en el uso de falacias, en especial cuando se defiende algo solo por el orgullo propio de la condición humana; además, este tipo de argumentos carecen de un fundamento lógico, que se desvían de lo racional y de lo comprobable y pueden conllevar a la creación de ciertos patrones, que a la larga degeneran en una estructura quizás falsa al no tener en cuenta si es probable que las mismas (ideas) se cumplan y acepten por su falta de argumentación y de lógica.

Al no reconocer esta situación y persistir en estas fallas y vacíos de argumentación y lógica, el deseo de un mundo o una realidad perfectas afectará radicalmente la concepción actual y futura de la vida, al menos en este planeta, que es el que conocemos, con todo y sus interrogantes, pues idealizará todas y cada una de las posibilidades y probabilidades para su adecuada conceptualización. Aunque parezca contradictorio, para definir objetivamente la realidad, debe tenerse claro que los paradigmas no se pueden utilizar para buscar como objetivo cosas utópicas o imposibles. Así, aunque pareciera que buscamos la lógica para encontrar las respuestas ante las interrogantes, esta se corrompe al entrar en contacto con la naturaleza humana, siendo muy raras las condiciones cuando un ser humano logra defender a cabalidad sus ideas sin caer en falacias.

Por ejemplo, se está debatiendo el tema del aborto; la pregunta base es: ¿El aborto totalmente legal es bueno? Puede pasar que alguien esté a favor, pero entonces, llega a un punto donde no recibe ni acepta otras ideas y la testarudez se convierte en el protagonista. Entonces puede inferirse que se está idealizando esta práctica como lo mejor y más eficaz y fiable por lo que debe ser legal y bueno, a pesar de que se  han proporcionado argumentos muy fuertes y veraces que niegan esa postura y afirmación. Es allí cuando una idea que posee argumentos falaces, se superpone a lo demás, a pesar de todo,  y se convierte en falsa. Por eso, podríamos deducir que esa reacción humana a ciertas circunstancias, se convierte en un paradigma lógico, ya que se vuelve normal para los seres  humanos.

En conclusión, en el mundo actual se evidencian múltiples situaciones dentro de las cuales los individuos se involucran con todo y respectivas ideas, las cuales, no siempre corresponden a la verdad por el único hecho de pertenecerles o ser generadas por un ser pensante e inteligente. Esa inteligencia más bien radicará en reconocer que no se debe idealizar la verdad para determinar su validez; caso contrario se caerá más bien en la testarudez y la necedad y no en la inteligencia.

Sin embargo, el mismo Descartes profirió estas palabras: “Nosotros somos así por naturaleza, y es esto lo que constituye la naturaleza del ser humano” ¿Será que su legado es realmente un paradigma lógico basado en un argumento idealista?

LA EXPERIENCIA ADOLESCENTE ES LA BASE DE LO QUE SOMOS- Por: María Paula Argüello León

La experiencia hace el papel de guionista en esta película propia llamada «Vida», y a diario, gracias a ella, escribimos una hoja más y le damos un rumbo diferente a nuestro libreto. Los recuerdos y conocimientos que quedan gracias a lo que vivimos, nos marcan para siempre y afectan nuestra manera de tomar decisiones y nuestras inclinaciones hacia lo que queremos ser en el futuro.

     Desde que tengo memoria, he oído frases que giran en torno a lo mucho que podemos aprender de las cosas vividas, sean malas o buenas, pero en especial recuerdo una que dice: “Las buenas decisiones provienen de la experiencia, y la experiencia se adquiere de las malas decisiones”. Personalmente, mi opinión se basa en que la experiencia se encuentra ligada a la razón y se necesitan entre sí; de esta forma, vamos construyendo un juicio crítico a partir de la experiencia y la razón conceptualiza lo que hemos aprendido de ella.

    Así como es cierto que la experiencia hace verdaderos sabios, también ha marcado de manera negativa la vida de muchas personas. Esto moldea nuestra conducta significativamente, y a partir de ahí nacen pensamientos y formas de ser de todos los tipos, desde maestros en inteligencia emocional, hasta los psicópatas mas temidos de la sociedad. Todo depende de qué  tan buena o mala sea la situación, qué tan preparada esté la razón y qué tan maduras se encuentran nuestras emociones.

     En la niñez es poco lo que se logra recordar de la experiencia, a excepción de muchos pequeños a los que su entorno les ha turbado sus pensamientos, ya que generaron una conciencia temprana de los problemas y, las situaciones que viven y su edad, influyen (a manera de trauma) en la construcción de su realidad y su razón.

     La palabra adolescencia deriva del verbo latín adolescere, lo cual significa crecer, y para mi esta es una etapa de crecimiento a partir de la experiencia. Diría yo que a partir de la adolescencia, a eso de los doce y trece años, somos muy sensibles y propensos a que la experiencia nos marque, en parte teniendo en cuenta pequeñas pero significativas experiencias que se hayan vivido antes. Por eso, casi siempre es en la adolescencia que definimos lo que queremos ser y la mayor parte de nuestra criticidad viene siendo desarrollada.

     En la adolescencia se viven muchas situaciones de las cuales, así como sufrimos,  también nos dejan muchas enseñanzas. Entre y gracias a decepciones amorosas, perder y crear amistades y sentir cada emoción existente, decidimos qué es lo que esperamos del futuro y aprendemos de todos nuestros errores (por mucho que duela).

     Cuando somos adultos, la experiencia que se adquiere es poca (pero aun así existen muchos que todavía se encuentran aprendiendo), ya que en esta etapa la mayoría de personas se sienten satisfechas con lo que han decidido ser y el camino por donde su vida transcurre, entonces tienden a relajarse y disfrutar la vida. Si tenemos éxito mientras se es joven en el ciclo repetitivo: «experimentar – fallar – aprender – mejorar», alcanzaremos la felicidad y llegaremos a sentirnos realizados después de cierta edad.

Quienes nos crían influyen mucho en el aprendizaje a través de la experiencia. Muchas veces los padres protegen mucho a sus hijos, que cuando llegamos a la etapa de la adultez, no se cuenta con la suficiente experiencia para afrontar algunas cosas y en vez de progresar a largo plazo, vivimos en una especie de ensayo y error. Estas personas se frustran y son aquellas que no llegan a ser felices, probablemente victimas de la auto decepción y el arrepentimiento.

     Cuando somos adolescentes nos preparamos para los golpes del futuro y nos volvemos fuertes; de esta manera, nunca nos damos por vencidos fácilmente y podremos romper la burbuja (de las expectativas) en donde nos encontramos y salir al mundo exterior a luchar por lo que queremos y hemos construido.

      Recuerden nunca darse por vencidos, porque de todo lo que nos ocurre aprendemos, y de todo lo que aprendemos podemos ser mejores y superar las dificultades, y en especial, a nosotros mismos.

UNA REALIDAD SESGADA- Por: Lucy Alejandra Padilla Jaimes

La gnoseología es la rama de la filosofía dedicada al conocimiento humano en general, en cuanto su alcance, naturaleza y origen. Según la etimología, la palabra gnoseología, del griego “gnosis”, significa conocimiento o facultad de conocer, y logos que expresa “doctrina, teoría, razonamiento o discurso”. Como tal esta área de la filosofía no estudia conocimientos particulares, sino generales, aunque puede ocasionalmente ser algún énfasis, límite o fundamento de otros conocimientos particulares.

Se puede definir como la teoría general del conocimiento, que se refleja en la concordancia del pensamiento entre el sujeto y el objeto. En este contexto, el objeto es algo externo a la mente, una idea, un fenómeno, un concepto, etc., pero conscientemente visto por el sujeto. El objetivo de la gnoseología es reflexionar sobre el origen, la naturaleza o esencia y los límites del conocimiento, del acto cognitivo (acción de conocer). Muy a menudo se suele usar la epistemología como sinónimo de ésta, pero esto seria un error, porque, aunque la epistemología es también una teoría del conocimiento, se distingue de la gnoseología porque está vinculada al conocimiento científico (episteme), es decir, a las investigaciones científicas y a todos los principios, leyes e hipótesis relacionadas.

Como se ha mencionado anteriormente, esta parte de la filosofía se enfoca en analizar sobre aspectos generales, pero durante siglos se ha tratado de dar respuesta a una pregunta que retumba en la cabeza de muchos seres humanos hasta el día de hoy; esta es: ¿qué puedo conocer? El reconocido filosofo y científico Immanuel Kant, trató de dar una posible respuesta en la Critica de la razón Pura. En ella analiza los fines y principios del conocimiento, sus fundamentos y sus limites. Como sabemos, el racionalismo consideraba que todo nuestro conocimiento procede de la sola actividad de la razón, que con la sola razón y siguiendo el método matemático, establece que el conocimiento no tiene límites. Contrariamente, el empirismo estimaba que todo nuestro conocimiento se origina en la experiencia y se encuentra limitado por ella. Resumiendo, podríamos decir que para los racionalistas el conocimiento es obra del sujeto que conoce, de la razón, y para los empiristas, el conocimiento es obra de la información que nos llega del objeto, obra de la experiencia. Kant realiza la síntesis de ambas posiciones: al igual que consideraban los empiristas el conocimiento es limitado. Pero esos límites no son absolutos. El hombre puede alcanzar conocimientos que valgan para todos y para siempre (universales y necesarios). Los principios de la ciencia son ejemplo de este tipo de conocimiento.

Personalmente creo que hay ciertas cosas que limitan lo que una persona puede llegar a conocer, por ejemplo, la capacidad intelectiva, lo que conoce una persona con múltiples habilidades en el campo de las matemáticas no serán las mismas cosas que a una a la que se le dificultan los números. Para mi la mayor limitante que está presente en la mayoría de nosotros son los prejuicios. Un prejuicio es el proceso de formación de un concepto o juicio sobre alguna persona, objeto o idea de manera anticipada. En términos psicológicos, es una actividad mental inconsciente que distorsiona la percepción. A lo largo de nuestra vida hemos ido adquiriendo innumerables prejuicios, muchos de estos los aprendimos por nuestros padres, amigos, abuelos, profesores, etc. Es bien sabido que muchas veces el entorno en el que nacimos juega un papel muy importante en nuestra construcción como personas. A lo que me refiero cuando digo que los prejuicios limitan lo que podemos llegar a conocer, es que gracias a lo bien arraigadas que tenemos todas estas ideas, no podemos adquirir nuevos conceptos que vayan en contravía a lo que creemos como una verdad absoluta. A continuación, daré una serie de ejemplos que he visto en mi entorno, donde los prejuicios han sido de gran importancia y por esto muchas personas han sacado conclusiones erróneas. Si nos cuentan que una persona que no conocemos es creida, cuando la conozcamos probablemente pensaremos lo mismo, y no nos permitiremos conocerla. Si creemos que todos los colombianos consumen drogas y ni siquiera conocemos a alguien de esa nacionalidad, cuando lo hagamos lo mas probable es que no les demos el beneficio de la duda; por ultimo, decir que las mujeres no saben manejar, siempre que veamos un accidente pensaremos que obligatoriamente iba conduciendo una persona de genero femenino.

Como vimos en los tres casos presentados anteriormente los prejuicios hicieron que se sacaran conclusiones anticipadas, limitando nuestra capacidad a conocer. Los prejuicios hacen que veamos una realidad sesgada, es por esto que si no los abolimos alcanzaremos un conocimiento sesgado, por lo consiguiente una “verdad a medias”.

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